No importo el viaje, ni las dudas, para celebrar otra noche mas el estado de vida que sufrimos.
Entre destellos, vasos, y carnes de colores, creamos risas macabras sobre la cotidaneidad que nos invadio en este tiempo.
Tambien hablamos de los pequeños quiebres que sufre dicha cotidaneidad, para hacer escandalo hermoso de historias que vivimos con sonrisas e ilusion.
Cuando el cielo se aclara, y la mierda se limpia en mi vereda, el sol sale y me sonrie. Y me seca las baldosas mojadas.
¿Y el olor? Tranquilos, que se lo lleva mi fuerte amigo el viento...
domingo, 8 de marzo de 2009
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